"POR LA CONVERSION DE LOS INFIELES"

¡Dios te salve, María, Virgen y Madre de Dios! Aunque miserable pecador, vengo con la mayor confianza a postrarme a vuestros pies santísimos, bien persuadido de ser por ti socorrido de que eres la que, con tu gracia y protección poderosa, alcanzas al género humano todas las gracias del Señor. y si estas suplicas no bastaran pongo por medianeros y abogados a los nueve coros de los Ángeles, a los Patriarcas, y Profetas, a los Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires, Pontífices y Confesores; a las Vírgenes y Viudas; a todos los Santos del Cielo en especial al Cura de Ars, Santa Filomena, San Francisco de Asís, San Benito y justos de la tierra. cuiden de esta página y de lo que aquí se publica para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica; con el único fin de propagar la fe. Que, esta página sea, Para Mayor Gloria de Dios.

TESTIMONIOS


Hola mi nombre es David. Escribo esta breves líneas para contar unos hechos de Dios que me sucedieron hace tiempo y que me hicieron entender que Dios está presente entre nosotros y que a través de nosotros se comunica para el bien de la humanidad, EL nos enseña, y nos guía, para la salvación de nuestras almas.

Una mañana baje al centro de mi ciudad par dar una vuelta, y sin pesar entré en una capilla o iglesia como lo queráis llamar. Sentí el impulso de entrar porque hacía mucho tiempo que no pisaba una iglesia más o menos desde que hice la primera comunión.

Entré y la misa había comenzado y por respeto me quedé a escucharla, y sucedió que cuando llegó la hora de ir a comulgar fui para tomar el Cuerpo de Cristo y al llegar donde el sacerdote estaba dando la comunión mis piernas se hincaron de rodillas, la sorpresa mía fue cuando el sacerdote me mandó que me levantase para tomar la Sagrada Eucaristía y yo lo escuchaba pero mis fuerzas para intentar levantarme desaparecieron, en pocas palabras, no podía levantarme ni moverme aunque el sacerdote me ordenaba que me pusiera de pié .

El sacerdote insistía que me levantase pero era inútil, no podía levantarme ni moverme del suelo,parecía que mis rodillas se habían pegado y no respondían, el sacerdote viendo que no me levantaba se puso a seguir dando la comunión a las demás personas pero a espalda mía.

Dos señores al ver la vergüenza que yo estaba pasando intentaron levantarme para quitarme de ahí y no pasar ese trauma que yo estaba pasando. Pero la sorpresa fue cuando esos hombres me cogieron por los brazos e hicieron el intento de levantarme

¿Qué pasó?
Pues, que no pudieron levantarme ni despegar mis piernas del suelo y después de tantos intentos pues volvieron a sus asientos otra vez, dejándome de rodillas.

Cuando el sacerdote termino de dar la comunión a las demás personas pues me dejó a mí para el último y me dijo al oído, ¡hoy te la voy a dar pero mañana no! y me la dió, en se momento que tomé la comunión ya me pude levantar y me fui corriendo para la calle asustado y llorando de lo que me había sucedió.

¿Por que a mí y qué significado tenía todo lo sucedido.

Después de dar muchas vueltas a la cabeza sobre lo sucedido, yo pedía a Dios que me explicase de alguna forma o mediera a entender el porqué de lo sucedido y qué fin tenía eso. Yo después de lo que me pasó empecé a leer la Biblia y a interesarme por el tema, necesitaba una explicación. Yo tenía unos 20 años cuando me sucedió lo ocurrido

Comencé a asistir con frecuencias a misa y a confesarme, como es natural desde ese día siempre comulgo de rodillas, rezaba mucho todo tipo de oraciones, y por supuesto el rosario. Pedía a Dios que me iluminara para buscarle una explicación a lo que me pasó pero seguía sin entenderlo.
Ya tuve unas pocas de disputas con algunos sacerdotes referente a lo de la comunión derrodillas, porque algunos no me la querían dar, pero yo me callaba y al final me la daban, nunca me la habían negado, pero lo de las rodillas que se me quedaban pegadas al suelo ya no me volvió a pasar, desde aquel día ya lo hacia yo voluntariamente, no tenía el conocimiento, ni la preparación para explicar el porqué, solo sentía que tenia que hacerlo.

Llegó el día de mi confirmación, y un día antes nos dijo el sacerdote que el obispo nos iba a dar de comulgar con las dos especies, el pan y el vino, y decía que no se podía coger con las manos y de rodillas, eso de rodillas me lo dijo a mí, y como ya me había dicho en varias ocasiones que no me la quería dar de rodillas, pues pensaría que con aquella advertencia me levantaría.

Entonces rodaron muchas preguntas y tribulacionespor por mi cabeza, pero como yo desde el día que me pasó lo de la comunión de rodillas nunca me había levantado para recibir la comunión, me planteaba a mí mismo,¿ me levanto o me quedo de rodillas y no hago caso al sacerdote?, ¿y si El señor me está poniendo a prueba para ver qué hago?.
Estaba pasando una gran tribulación, entonces le pedí a Dios que me ayudase para que no flaqueara en la prueba (si supuestamente todo esto era una prueba Suya) y entonces entonces me vinieron a la mente sin saber como unas palabras bíblicas que decían:

Obedecer a Dios ante que a los hombres, y estas palabras que salieron del corazón me dieron fuerzas para que el día de mi confirmación pudiera tomar la comunión de rodillas.
Y llegó el día, el Obispo me la dió de rodillas.
Qué feliz era en ese momento sabiendo que había superado la prueba,(no se si lo fué o no) pero lo que sé que estaba feliz, y una paz muy grande me llenó por dentro después de todo lo sucedido.

La pena mía fue que las fotos de mi confirmación no me las dieron, supuestamente desaparecieron, el motivo Dios sabrá el porqué.

Referente a toda estas cosas que me pasaron, y más cosas que no me acuerdo por no haberlas escrito, o por no darle importancia, a todo lo que me estaba sucediendo.

Me hizo comprender, que Jesucristo está presente en Cuerpo, Sangre y Divinidad, en la sagrada eucaristía y que no se Le está dando Su adoración y respeto que merece, hacen con El lo que quieren, lo manipulan como quieren, Lo dan en la mano como si fuera otro pan cualquiera, Lo tocan personas no consagradas a Dios, Lo tiran por el suelo, se Lo llevan sin haberlo ingerido en la boca, y hacen toda clases de sacrilegios con El ……

Entonces Dios pone a algunos de sus hijos como ejemplo de cómo quiere Él que se Le adore. La comunión de rodillas es la que a Dios le agrada y lo tengo mas que seguro. Y Pido perdón si he juzgado a algunos sin darme cuenta, pero esa fue mi conclusión.
Espero que Dios nos dé el don de entendimiento, pido y rezo por Su adoración Al Santísimo Sacramento del altar,que Se Le Respete, y que no se Le manipule y trate como a cualquier cosa mundana.

ESTE ES EL TESTIMONIO DE DAVID, CADA CUAL MEDITE EN SU CORAZÓN.


TESTIMONIO DE TOTUS:

Con tus oportunas, sencillas y claras notas has esclarecido mi mente y mi corazón. He de estarte agradecida siempre, además de que con ello me das motivo para dar gracias y gloria a Dios.

Me has dado pie también para que dentro de este gozo y sosiego que has traido a mi entendimiento ofrecerte a manera de testimonio y gratitud, a ti y a los que me lean, lo que ha significado para mi el que en el Templo de San Antonio de Padua hayan respondido afirmativamente a mi consulta acerca de recibir la Sagrada Comunión de rodillas y en la boca.

Debo aclarar antes, que este gesto, lejos de ser un mero gesto de piedad personal, surge de lo más recóndito de mi entendimiento acerca de la comprensión de la grandeza y majestad de quien está expuesto en la Eucaristía, surge de una certeza de fe razonada ante el Misterio que entraña la presencia real de Cristo en la Eucaristía, certeza de fe que me ha sido transimita, por -gracia de Dios- indudablemente, pero también y cosa muy importante, por la enseñanza del Magisterio en esta materia, particularmente lo que expresa la Constitución Dogmática Dei Verbum, sobre la divina revelación, así como el valor teológico-doctrinal de la Sacrosanctum Concilium, concretamente en lo que va de los números del 1 al 9. Ha sido materia importante para el sustento de esta certeza de fe y de mi confianza en el Magisterio también la lectura de la Redemptionis sacramentum. Por lo mismo, reitero, la adhesión de mi entendimiento y voluntad a esta certeza de fe, así como mi entusiasmo y alegría por retomar la comunión de rodillas y en la boca, sobrepasa lo que generalmente se comprende como un acto de piedad personal.

Bien, en cuanto a esta disposición y necesidad que descubro en mi para recibir al Señor de rodillas y en la boca, me ha resultado particularme digno de reconocer el que en ese templo al cual estoy asistiendo a misa, hayan conservado la veranda alrededor del presbiterio y escalones idóneos para arrodillarse, además de que los ministros de la comunión y el sacerdote, al dar la comunión tras esta veranda hacen posible que los fieles nos podamos aproximar a la recepción de la Eucaristía para recibirla de rodillas; pero lo más importante para mi ha sido es que a la hora de consultarles, aludiendo a las sugerencias de Roma, recibieron mi consulta abiertamente y hasta se podría decir que hasta entusiasmados.

Paso a comunicarte y a los que tengan la paciencia de leerme, que este domingo recién pasado tomé la decisión de acercarme a la Eucaristía para recibirla de rodillas y en la boca.

El acontecimiento estuvo rodeado de diversas emociones y pensamientos, pero de entre todos ellos destaca el que mi mente y corazón buscaron, con la mayor naturalidad, estar conscientes y concentrados en la maravilla que es la actualización del Misterio de Redención.

Al aproximarse el momento de comulgar, me levanté de mi puesto para incorporarme -como siempre- a la procesión hasta el altar, esperé mi turno y una vez ante los escalones el movimiento de colocarme de rodillas y con las manos juntas fue espontáneo, fluido y natural; una vez mis rodillas tocaron el suelo, mi entendimiendo asintió confirmando: - "¡Esta es la postura!".

Tras esta certeza y a manera de confirmación fue agradable y acogedor el que el ministro, al acercar las Sagradas Especies a mi boca, las entregó con una enorme y esplendorosa sonrisa en su boca, casi que diría que su mirada brillaba.

Tras esto, incliné mi cabeza levemente hacia abajo y me tomé el tiempo que necesitaba para ponerme de pie y retirarme lentamente a mi lugar para seguir participando con la asamblea de este solemne momento de unidad en Cristo.

Ya no deseo recibir a Nuestro Señor de otra manera mientras el estado de gracia y las condiciones de mi cuerpo me lo permitan.

Finalizo agradeciendo tu entrañable atención a este asunto, pero sobre todo dando gloria a Dios, por haber puesto a nuestra disposición en su Iglesia, tan magnificio sacramento y tan esclarecedoras enseñanzas al respecto.

Hasta la próxima, y que Dios te bendiga así como a todos los que busquen en este tema una respuesta a sus inquietudes y preguntas en torno a este tema.